¿Tu jefe actúa como si fuera el Oráculo de Delfos que todo lo sabe? Hoy hablaremos de líderes magnéticos que se transforman en gurús y cómo «lidiar» con ellos.
Hay líderes que brillan y que su magnetismo nos atrae y nos atrapa. Les seguiríamos al fin del mundo porque aportan seguridad y visión. Son irresistibles y lo saben.
Pero algunos de estos líderes «magnéticos» desarrollarán el «complejo de gurú» y cuando comiencen a comportarse como Iluminati, cuidadín. A estos últimos Adam Grant los clasifica en:
✔️ Predicadores: «defienden sus creencias y persuaden a sus seguidores».
✔️Fiscales: «defienden enérgicamente sus posiciones y trabajan para demostrar que los demás están equivocados».
✔️Políticos: «tienen nociones preconcebidas de lo que es correcto y aspiran a obtener la aprobación de quienes los rodean».
Todos ellos se nutren de la inseguridad y la necesidad de aceptación de sus colaboradores.
Como suelen rodearse de un séquito de seguidores- palmeros que no cuestionan absolutamente nada de lo que dicen o hacen, poco a poco, «a menudo inconscientemente, comienzan a ejercer tendencias autoritarias»: se dice y hace lo que el líder quiere, en las reuniones nadie manifiesta su desacuerdo o propone un nuevo enfoque; si comienzas a notar que hay un grupo vip y un grupo de excluidos ojo, te va tocar actuar (sobre todo si estás en el segundo) ¿cómo hacerlo?
Graham Ward propone tres enfoques (aviso: salvo el tercero, prácticos, prácticos no acabo de verlos y te explico el porqué🤷♀️)
1️⃣ La postura del guerrero. Dejar de callar, plantear tus opiniones abiertamente de manera asertiva.
🤷♀️Para este enfoque hay que tener agallas y asumir riesgos y no siempre se tienen ni es lo más inteligente.
2️⃣ La postura del negociador. Parecida a la anterior, pero aquí el objetivo es dejar claro qué efectos está produciendo su comportamiento en tu productividad laboral y qué elementos puede cambiar para mejorarla.
🤷♀️ No nos engañemos, si no tienes Potestas ¿Qué vas a negociar?
3️⃣ La postura de retirada. Cuándo la única solución pasa primero por esperar a ver si las cosas cambian para después abandonar (si se puede) ese ambiente: ir a otro departamento, otro proyecto u otra empresa…
🤷♀️ Es decir, como el líder no va a cambiar, no te queda otra que cambiar de líder.
Las tres posturas son complicadas, pero si te encuentras en alguna de las situaciones descritas siento decirte que o haces algo o acabarás re-que-te-que-ma-do/a.
*Post basado en el artículo Taming the Guru: How to Handle Dominant Leaders de INSEAD Knowledge, te invito a leerlo.
Imagen de @master1305 en Freekip