No quería que febrero finalizara sin decir con una sonrisa, que mi blog cumple 8 años. ¡Ocho añazos! Y como son ocho, he querido aprovechar, hacer repaso del último año y poner nombre a los ocho motivos profesionales por los que estoy feliz.
Aviso para navegantes: el orden en el que aparecen no indica su importancia, todos ellos contribuyen, como buen sistema, a que hoy, aquí y ahora, el último día de febrero de un año bisiesto, sea feliz y quiera dar las gracias por ello.
1. Seguir aportando y compartiendo conocimiento
No es fácil mantener un blog activo. En muchas ocasiones el desánimo y el estrés me han hecho replantearme el dejarlo aparcado, poner fin a esta etapa bloguera que tantas y tantas alegrías me ha dado.
En esos momentos, en los que más que nunca sentía que poco o nada aportaba a aquellos que me leían, en los que el síndrome del impostor tomaba las riendas de mi creatividad, tuve a mi alrededor voces amigas que insistían en que publicara, en que mantuviera vivo este espacio, dosificando las publicaciones y volviendo a encontrar la ilusión.
Les hice caso. Gracias por no permitir que me rindiera.
2. Ver reconocido lo que hice, hago y espero seguir haciendo
Quien diga que esto no es importante, miente. O si no lo hace, tiene algo olvidada la pirámide de Maslow.
Para mí el reconocimiento más importante no viene (o no siempre) de los cargos -propios o de los comensales con los que compartes mesa- sino del que te llega en tu día a día, cuando cuentan contigo para formar parte de un proyecto, para escuchar tu criterio o para dar visibilidad a tu trabajo.
Una buena gestión de la marca profesional tiene o ha de tener este resultado.
Así, durante 2019, llegaron entre otros, la homologación de la Escuela de Organización Industrial (EOI) para impartir formación en diferentes áreas, y la inclusión, junto a grandes expertos y profesionales de la marca personal, en el Personal Branding World de Fran Segarra.
Gracias, gracias, gracias.
3. Contar con una red emocional fuerte y sincera
Durante el año 2019 hubo momentos complicados en el ámbito profesional. Esos en los que las nubes marrones y la mala baba de alguna gente, se apoderaron un poco de mi mundo.
Una vez libre de su influjo, logré recuperar ilusión, fuerza y garra.
Que me esperen sentados o de pie, como prefieran. Seguramente volveré a encontrarles en mi camino. Mientras tanto quedan apartados de mi vida y de mi mente.
Tengo la gran fortuna de estar rodeada de buena gente, que me respeta, acepta y alienta. Que me escucha sin juzgar, que cree en mí y que me reta a ampliar la zona de confort creciendo con cada uno de los pasitos que voy dando.
Gracias por acompañarme.
4. Aprender cada día, no dejar de aprender nunca
Mi bio termina con una frase que define uno de mis valores: el aprendizaje continuo.
Sentir curiosidad y estrés positivo ante lo desconocido, me hace sentir viva.
Durante este año me puse manos a la obra y con total humildad me embarqué en nuevos proyectos; algunos grandes y desconocidos que han requerido sumergirme en nuevas áreas de conocimiento, como ,por ejemplo, aportar mi pequeño granito de arena en la preparación de la certificación Joint Commission del Hospital Materno-Infantil del Gregorio Marañón; otros más pequeños pero no por ello menos ilusionantes, como la especialización en coaching que acabo de iniciar, un año de duro trabajo que seguro merecerá la pena.
5. Mantener las ganas de cambiar las cosas
Creo sinceramente que el mundo cambia si cada uno de nosotros pone de su parte y actúa mejorando ese trocito de realidad que le toca vivir y sobre el que tiene control.
El “siempre ha sido así”, el “para qué cambiar”, el “esa no es mi función”…me pone enferma.
Sobre todo porque, en general, la negativa a pasar a la acción viene de personas que están permanentemente quejándose de lo mal que funcionan las cosas.
Menos queja y más proactividad.
Tener esa visión -la de mejorar pequeñas parcelas de tu día a día- no es fácil y en ocasiones aquellos que están instalados en la comodidad del piloto automático, pueden sentirse amenazados. Lo siento por ellos.
6. Ser un año más mentora de desarrollo profesional
Por cuarto año consecutivo tengo la suerte de participar en una nueva edición del Programa Minerva del Colegio de Psicólogos de Madrid.
Este programa de nueve meses de duración es cada año un reto. Acompañar a un tutelado me obliga a testar mi capacidad de escucha, mi empatía; a buscar herramientas que puedan ayudar; a respetar sus tiempos y sus decisiones. Es una experiencia gratificante. Cada tutelado me enseña y aporta tanto o más de lo que yo les pueda aportar.
Fruto de mi labor como mentora, hace unos día recibí la respuesta de la Asociación Española de Mentoring, aceptando mi solicitud. ¡Ya soy mentora de AMCES! Un pasito más.
7. Contar con una comunidad pequeña pero fiel
Mucho se ha hablado de las grandes comunidades en redes sociales. Nunca me importó demasiado. Prefiero pocos y leales, que muchos y fugaces.
Siempre he compartido lo que me interesaba en cada momento. Tal vez porque teniendo una actividad profesional principal, no buscaba captar clientes ni lanzarme al social selling; simplemente no era ni es mi objetivo.
Aún hoy, después de ocho años, me ilusiono con los mensajes en los que gente desconocida me da las gracias por mi pequeña aportación. Os las he devuelto en privado y ahora lo hago desde aquí en público.
También desde aquí pido perdón, a aquellos que habéis contactado conmigo y habéis recibido un no por respuesta. A cada uno le expliqué mis motivos. Supongo que no siempre fueron entendidos.
8. Haber terminado mi primer libro
Sí, sí, como lo oyes (o mejor dicho lo lees). Tengo una hija, he plantado un árbol…quedaba pendiente escribir un libro.
He tardado más de la cuenta, pero ya está terminado y en fase de edición. Verá la luz en breve. Puestas todas las ganas y la ilusión, solo espero que guste y sea útil a aquellos que lo lean. Crucemos los dedos.
Y después de dar estos ocho motivos, he de deciros que guardo para mí los del ámbito personal, que también son muchos, afortunadamente.
¿Soy feliz? Pues aunque suene pedante, sí, lo soy, porque en este momento lo que pienso, lo que digo y lo que hago están en armonía.
R E C U E R D A
Felicidad es cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía.-Mahatma Gandhi #cita Share on X
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